Canto al Geógrafo

En 1980 se publicó en Trimestre Geográfico (Vol. 1, N° 1: 27-31) un bellísimo poema escrito por el poeta tunjano Enrique Medina Flórez, en esa época profesor de humanidades de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Desde hace unos cuantos años para acá, el maestro Medina Flórez es Secretario Perpetuo de la Academia Boyacense de Historia, en Tunja. Junto con el poema original, en 1980 se publicó una versión en alemán, traducida por el Dr. Franz Hanke. Ahora, veinte años después, queremos compartir con nuestros visitantes de habla española el genio poético de Medina, a través de la magia electrónica de la Web.

 

 

 

 

El Geógrafo

 

En memoria del gran maestro-geógrafo Carl Ritter (1779-1859)

 

Enrique Medina Flórez

 

 

1

Invocación

 

 

Marco Polo, Cristóforo Colombo,

Pausanias, Ibn Batuta, Erik el Rojo,

Humboldt, Bonpland, Bochica u Odiseo...

dádle a este corazón que no ha viajado

por el oceano etéreo de las nébulas,

ni ha besado las playas de otros mundos,

ni el amor de otros cosmos... dádle el ímpetu

para decir los vértigos humanos

y los éxtasis místicos del geógrafo

que a lo largo de siglos ha venido

agregando a las glorias de Simbad

los reales tesoros del Dorado,

la relumbre polar del hiperbóreo,

el Misterio ancestral de Tiahuanaco.

 

 

 

2

El Héroe

 

 

¿Quién es el héroe puro en este canto?

Es un millar de anónimos cartógrafos?

Es una nube audaz de vagabundos?

Es un ejército de matemáticos?

Es una tribu loca de poetas?

Es una emigración de proletarios?

Solo es el hombre con su verbo múltiple?

Con su genio satánico y su hambre

de ser como los dioses, poseedor

del bien y el mal y el árbol de la ciencia?

Y mi pregunta repitió la Tierra!

 

 

3

El Símbolo

 

La brújula no es solo el instrumento

sino el símbolo mágico y rotundo

donde caben la inercia y la dinámica,

los puntos cardinales y el Espíritu...

y este es el signo heráldico del geógrafo:

Un relojito poderoso, inquieto,

donde el imán enamoradamente

le dice: "Soy la Rosa de los Vientos,

soy Puerta de la Gloria, soy la Última

Thulé, soy la Feliz Ciudad Perdida,

soy Shangri-La, y Atlántida y Tartessos...

¡Soy la tierra del Hombre! ¡Sueña y búscame!"

Y mil veces la brújula del geógrafo,

en la primera tempestad marina,

fue devorada por un pulpo ciego.

Pero en el corazón del navegante,

pirograbada en amoroso ímpetu

sigue la cruz orientadora, izada,

profunda, insobornable, gritadora:

¡Sube hacia el esplendor del Aconcagua!

¡Desciende en batiscafo a los abismos!

¡Dejadlo rezagado a Julio Verne!

¡Deja que Arturo Cova entre la selva

cante su loco idilio alucinado!

¡Tú debes agregar flores y peces

y nuevos ríos y constelaciones

a los mundos unánimes del Hombre!

 

 

4

La Epopeya

 

 

Como el ágil grumete balancea

sus manos argonautas en la cima

y el ojo catalejo alarga y llora

tras una isla, madre de agua dulce,

para salvar de la rabiosa sed

a la tripulación enloquecida.

Así el geógrafo ardido por la fiebre

ve del humo mendaz del horizonte

la borrosa silueta de su reino

y escucha el rumoroso mar lejano

confundido con ayes dolorosos

y rugientes ventiscas. Mas ya sabe

que cerca está la meta presentida.

Cuándo estaba ya el mundo descubierto?

¡Aún yacen bajo el manto del misterio

millones de cavernas y de cumbres...

desiertos solamente avizorados...

altas comarcas que domina el trueno!

Y en los órganos cóncavos del mundo

y en la convexidad de sus oceanos

subyacen continentes. Mas la esfera

total del universo espera nautas,

andarines de brújula y coraje;

capitanes amantes del abismo.

¡Hoy es el primer día de la creación

porque en mi mano una semilla esférica

lleva en su corazón selvas innúmeras!

Van en mi canto las futuras razas

y a cada instante nacen universos...

 

 

 

5

Romanza

 

 

Los sabios del occidente

arman teorías y escuadras

de barcos y galeones

para llevar sus heráldicas

a Catay, Cipango, Antilla

y regresar con mostaza,

canela, alcanfor y sedas

de los bazares del Asia.

¡Fiebres de oro! ¡Aleluyas!

¡Nacimientos y matanzas!

Agoniza el medioevo

con Boabdil, con Atahualpa;

y de los mapas se borran

islas de ondinas que cantan

y los mares tenebrosos

donde el diablo barcos traga.

La Razón, la Geometría,

la flor de la Matemática,

disecan mitos y sueños

y regiones legendarias.

Cada quien finca bandera

y funda ciudad o estancia.

¡Es el imperio del hombre

con su genio y con su garra...

tras la edad contemplativa

se impone la mente fáustica!

 

 

6

Viajes Interiores

 

 

Ancho es el mar. La tierra ya es ajena

y acodado en su tabla el rimador

con otros mundos inefables sueña.

Inquiere a lo infinitamente breve

—gota de llanto, grumo de saliva—

por la microventana de su lente...

y el mundo crece más... crece hacia adentro,

surgen los poderosos continentes

del microbio, la dulce microflora

que aleja la inminencia de la muerte...

¡Toda la sabiduría extiende el orbe:

no agranda el mundo solo el saltamares

sino el que aumenta la heredad del hombre!

Mirad conmigo esta hermandad tranquila

de los que exploran sus profundos vórtices:

Son los que viajan por su propia mente,

explorando sus íntimos resortes

del sufrir y el amar hasta las fuentes

ignívoras del ser y del instinto,

donde la música del cosmos crece

y en coyunda genial beben acordes

el sabio y el poeta el mismo germen

en idéntico cáliz inexhausto:

¡La luz que no es de Oriente ni Occidente,

sino la luz que fundirá mañana

en un crisol mundial toda la especie!

 

 

7

Canto a la Gea-Madre

 

 

Madre tierra que prestas tu sangre

para el vaso, la carne y el vino.

Tú que estás en fecundo silencio

dando el agua, la rosa y el trigo.

Tú que tienes las manos abiertas

para darnos el sueño divino

y mantienes los ojos cerrados

por no ver nuestros gestos malignos.

Tú que estás acunando las razas

en tus brazos tatuados de siglos

y en tus hondos estratos aduermes

el pasado de fósiles místicos.

Tú que tienes las llaves del tiempo

en tu vientre de fuego y de limo

y aun las razas más viejas resguardas

en tus pliegues de sueños más íntimos...

Dános hoy la palabra creadora

del Amor, de la Paz, del Espíritu...

Centro vivo, por fin, de mi canto,

madre tierra que estás en mí mismo,

y que todos los días desposas

con el sol que fecunda tu abismo.

Dulce Erde del bardo y del geógrafo...

Gea-Madre: Bendice a tus hijos!

 

Enrique Medina Flórez

Tunja (Colombia), 1980.